Te propongo una historia, una que no perezca con la humedad de mis labios, una que se construya con el abrigo de tus manos. Te propongo este cuento, que es la hora de quererte, en las inmensas horas en que te deseo como en aquella tarde que estabas a mi lado.
Supongo que el sol te ilumina en la misma tarde en que a mí el día me llora, cuando estiro mis brazos y mis manos se desploman a un precipicio de silencios. Y comienzo así a descontarte besos, a restarte caricias, que no los daré en el próximo encuentro… y tu voz llega a mis ojos y tus letras inundan mis oídos, tus besos me abandonan a la distancia, me consuelas diciendo que me extrañas, me derrumbo al saber que tienes otra… otra que ocupa aquel lugar que deseo, otra que la legítima la proximidad, que la permite la realidad, otra que acompaña tus días, que tiene un sol más joven y menos lunas contadas.
Sin embargo yo sigo aquí, mirando los fantasmas que dejaste en mi ciudad, me sumerjo en los sueños para elevarme a la fantasía, a un futuro…mis tópicos no te pertenecen, los tuyos están tan lejos.
Te sueño y te llamo utopía, en tus brazos me protejo cada noche y te encuentro en lo onírico, ya me encuentro caminándote y ya te estoy llorando, por que ya no eres mío… me recuerdo nunca lo fuiste.
Te imagino y estudio economía, geografía y probabilidades… cierro mi cuerpo y eres surrealismo.
Te propongo una historia que nazca de la fantasía, que permanezca hasta el encuentro de mi cuerpo y tu lugar…una historia con puntos suspensivos, con mañanas inciertos, con un cariño inmenso, que florezca de nuestras manos unidas por la infinita distancia, enlazadas por un mágico después, para narrarla juntos después de escribir juntos nuestros días escindidos
Desde aquí te propongo mil historias para que elijas cual seguir, para que también me invites a soñar...